November 10, 2023
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Por Sergio RodrĂ­guez Gelfenstein

El autor es consultor y analista internacional venezolano, y fue Director de Relaciones Internacionales de la Presidencia de la RepĂșblica Bolivariana de Venezuela y Embajador de la RepĂșblica Bolivariana de Venezuela en Nicaragua.

El 1 de noviembre. El circo montado por Estados Unidos y Noruega, su aliado de la OTAN con respecto a Venezuela, marcĂł un punto de inflexiĂłn el pasado 17 de octubre cuando se firmĂł un acuerdo entre el gobierno y la oposiciĂłn.

El circo dice relaciĂłn con la ridiculez de negociar fuera del territorio venezolano ( en MĂ©xico y Barbados) solo porque en Venezuela no hay embajada de Estados Unidos y necesitan controlar de cerca a sus empleados nativos que “negocian” en su nombre. ÂżCuĂĄndo se ha visto que dos partes legales de un conflicto, tengan que negociar en el extranjero cuando ninguna de ellas es clandestina ni perseguida y cuando en el paĂ­s no se estĂĄ desarrollando una guerra?

La necesidad de dialogar entre venezolanos en MĂ©xico y Barbados es expresiĂłn de la profunda desconfianza que tiene Washington por sus adlĂĄteres locales a los que necesita “controlar desde cerca.”

El objetivo de esa “negociación” era ratificar, para darle marco legal a lo acordado en la verdadera negociación que es la que sostuvo de forma discreta y confidencial el gobierno de Venezuela con el de Estados Unidos.

Este Ășltimo pidiĂł mantenerla en secreto mientras decidĂ­a la forma de “venderle” a su opiniĂłn pĂșblica que estĂĄ dialogando con un gobierno al que caracterizaron como dictadura y al que juraron derrotar de cualquier forma considerando que todas las opciones “estaban sobre la mesa.” Washington pidiĂł que lo acordado se conservara en reserva hasta esperar el “mejor momento” para darlo a conocer. Ese momento llegĂł, eso sĂ­, antes del tiempo previsto por la administraciĂłn Biden.

Las intervenciones estadounidenses fracasan 

A estas alturas, Estados Unidos ya pudo constatar que todo el arsenal de instrumentos utilizados para derrocar al gobierno bolivariano fracasĂł estruendosamente. Veamos:

  • Intentaron fracturar a la fuerza armada.
  • Dieron un golpe de Estado.
  • Realizaron una invasiĂłn por vĂ­a marĂ­tima.
  • Otra por tierra desde Colombia.
  • Realizaron un atentado con drones para asesinar al presidente Maduro y a los miembros del gobierno y el alto mando militar.
  • Se aliaron con la delincuencia organizada y el narcotrĂĄfico para desestabilizar el paĂ­s.
  • Realizaron varias olas de atentados terroristas y sabotajes contra los servicios pĂșblicos.
  • Aprobaron alrededor de 930 medidas coercitivas unilaterales (mal llamadas sanciones) contra personas e instituciones del paĂ­s.
  • Desataron una furiosa campaña mediĂĄtica de mentiras para desinformar sobre lo que estaba ocurriendo en Venezuela.
  • Falsificaron la cifra de migrantes que ellos mismos produjeron con su ola de sanciones y agresiones para maximizar las ganancias que “ese negocio” produce construyendo ademĂĄs una fĂĄbula al respecto, sin importarle en lo mĂĄs mĂ­nimo el dolor de esos ciudadanos que se veĂ­an obligados a abandonar su tierra.
  • Bloquearon las transacciones financieras internacionales
  • Fundaron el Grupo de Lima, Ășnico organismo internacional en la historia creado para derrocar un gobierno
  • Enviaron sus naves de guerra al mar Caribe para bloquear el comercio impidiendo la llegada de medicinas y alimentos al paĂ­s.
  • Ordenaron a sus paĂ­ses satĂ©lites que retiraran a sus embajadores de Caracas. Ellos mismos se fueron y cerraron su embajada mientras ordenaban a grupos de delincuentes que ocuparan la nuestra en Washington por la fuerza, violando las normas mĂĄs elementales del derecho internacional.
  • Prohibieron a los laboratorios occidentales que vendieran a Venezuela vacunas contra el COVID.
  • Movilizaron a los paĂ­ses limĂ­trofes para ejercer presiĂłn militar en las fronteras de Venezuela.
  • Manipularon de forma artificial la moneda venezolana, el bolĂ­var.
  • Sancionaron indiscriminadamente a la industria energĂ©tica nacional, en especial a PDVSA.
  • Enviaron centenares de millones de dĂłlares para financiar la subversiĂłn interna que produciendo decenas de vĂ­ctimas a travĂ©s de prĂĄcticas solo comparadas con la de los nazis y la de los sionistas hoy en Palestina.
  • Inventaron un presidente artificial.
  • Robaron impunemente empresas, aviones y refinerĂ­as de Venezuela, asĂ­ como otros activos para entregĂĄrselas como botĂ­n a sus empleados locales que hacĂ­an la tarea encomendada por Washington.


y fracasaron. Todas estas acciones están documentadas y pueden ser objeto de estudio para aquellos que se interesen en saber lo que ha pasado y está pasando en Venezuela.

Agotados todos esos expedientes pretenden crear un nuevo Guaidó, pero ahora intentado dar apariencia legal al procedimiento. En el plano internacional, habida cuenta de que los nuevos gobiernos progresistas de Colombia y Brasil se han negado a hacerse parte de las acciones contra Venezuela, utilizan al débil régimen de Guyana, dirigido por una élite de mentalidad neocolonial y rastrera que ha traicionado a sus grandes líderes fundadores: Cheddi Jagan y Forbes Burnham para crear un conflicto internacional encaminado a justificar una acción militar bajo conducción del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, sirviendo de esa manera, a las grandes transnacionales energéticas occidentales.

No obstante haber descubierto que la oposiciĂłn venezolana, ademĂĄs de ser expresiĂłn de una mediocridad y una ignorancia vergonzosa, les han mentido por años anunciando “la inminente caĂ­da de Maduro,” Estados Unidos -al igual que en Ucrania e Israel- se aferra a prĂĄcticas intervencionistas e injerencistas dando soporte a fuerzas que representan el pensamiento mĂĄs retrĂłgrado del paĂ­s. Ha podido mĂĄs su apego a una lĂłgica caduca de guerra frĂ­a que la bĂșsqueda de entender una realidad que estĂĄ anunciando el nacimiento de un mundo nuevo.

Pero no es esa la razĂłn por la que negociaron con Venezuela. No tienen empacho en derrochar el dinero de los contribuyentes estadounidenses cual hemorragia sin control, a fin de intentar detener el curso de la historia.

Dos aristas

Dos aristas tiene este aparente acercamiento a Venezuela.

En primer lugar, la profunda crisis econĂłmica, en particular en el ĂĄrea de la energĂ­a que estĂĄ acosando a Estados Unidos.

Hay que recordar que solo dos semanas después de iniciada la operación militar de Rusia en Ucrania, una delegación estadounidense, la de mås alto nivel en mås de una década, arribó a Caracas presidida por Juan Gonzålez, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca.

Oculto tras un supuesto interés en liberar algunos estadounidenses presos en Venezuela, el verdadero objetivo de la visita fue abrir las puertas del país para establecer una línea de comunicación en un momento de incertidumbre respecto del alcance que podía tener el conflicto en Ucrania.

Pero, lo que pudieron prever se quedó corto, las sanciones contra Rusia se revirtieron y estån afectando mås a los victimarios que a la víctima. Un informe de la semana pasada da a conocer que la reserva estratégica de petróleo de Estados Unidos estå en su nivel mås bajo desde 1983.

Lo cierto es que hoy poseen menos de la mitad del crudo que tenĂ­an en reserva hace 10 años. En este momento, las mismas ascienden a 350 millones de barriles. Para que se tenga una idea de lo que eso significa vale decir que en los dos Ășltimos años, Biden liberĂł 270 millones de barriles de sus reservas a fin de bajar los precios.

Hoy no podrían hacer eso. Por ello necesitan que el petróleo de Venezuela fluya sin limitaciones por el mercado. He ahí la primera razón que explica el porqué de las negociaciones.

La segunda lĂłgica sobre la que actĂșa el gobierno de Estados Unidos tiene que ver con la forma como le venden a su opiniĂłn pĂșblica que, -como dije antes- estĂĄn negociando con la “dictadura” que juraron destruir. Como se sabe, la opiniĂłn pĂșblica de Estados Unidos es ignorante,  manejable y manipulable y sĂłlo importa como mĂĄquina de producir votos. No obstante, si no funciona para ese objetivo, tambiĂ©n puede ser manipulada para aceptar un fraude como el ocurrido en los comicios presidenciales del año 2000 cuando le robaron la elecciĂłn a Al Gore tras un acuerdo entre las Ă©lites y las instituciones del poder.

De tal manera que, sustentados en la estupidez orgĂĄnica de esa opiniĂłn pĂșblica, esta situaciĂłn, que tiene talante polĂ­tico, se puede transformar en uno de carĂĄcter electoral y eso si es un problema para la administraciĂłn estadounidense. Estos dos factores aceleraron el desarrollo del proceso negociador en Venezuela.

AsĂ­, obligaron a la oposiciĂłn venezolana a ir a Barbados y aceptar todo lo que el gobierno proponĂ­a porque todo lo que se exponĂ­a ya habĂ­a sido acordado previamente entre los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos. A la oposiciĂłn no se le dio la posibilidad de opinar, solo de acatar.

Por eso el tema de las inhabilitaciones no fueron discutidos. Como es normal, una vez mĂĄs, Estados Unidos hizo uso de sus lacayos, -sean personas, organizaciones o paĂ­ses- cuando estas ya no les sirven. PregĂșntenle a GuaidĂł.

Ahora, Washington lo estĂĄ vendiendo de forma tal que parezca que, en la medida que el gobierno de Venezuela y la oposiciĂłn se pusieron de acuerdo, no tiene sentido mantener las sanciones porque ellas lograron su objetivo de obligar a Maduro a ceder.  Todo es falso, es al revĂ©s. Washington llegĂł a un acuerdo con Caracas y ordenĂł a la oposiciĂłn que lo acatara.

Maduro, un firme defensor de la soberanĂ­a

La afirmaciĂłn de que Maduro cediĂł obvia que en alguna medida, la polĂ­tica si se quiere hacer en los marcos de la democracia representativa que impera en Venezuela, obliga a las partes a ceder en algo. Pero lo que no se ha negociado es la soberanĂ­a, la integridad territorial, la voluntad del pueblo de defender su futuro, y en eso, Venezuela ha tenido en el presidente Maduro, un firme defensor.

No se puede hablar de ceder en términos peyorativos. Al contrario, ceder es símbolo de grandeza
y de poder. Se cede en lo tåctico mientras se es firme e inamovible en la defensa de los objetivos estratégicos. Esa es la esencia para llevar adelante y con éxito las metas de largo plazo que conducen a la transformación revolucionaria de la sociedad.

Para ello, hay que saber construir la correlaciĂłn de fuerzas necesarias para producir los cambios y en medio de una brutal agresiĂłn imperialista, ese proceso es lento y difĂ­cil. El gobierno ha cedido en la negociaciĂłn con la oposiciĂłn democrĂĄtica porque es un mandato constitucional.

Llegar a acuerdos en favor del país y del pueblo no es negativo. Al contrario, es lo que desean todos los venezolanos. Pero claro, la oposición terrorista que ahora pretende crear una lideresa artificial engañando al pueblo y que ademås, pone en duda los intereses soberanos de Venezuela en el Esequibo no tienen capacidad de debatir, solo de acatar lo que le dictan desde el norte.

El pueblo de Venezuela resistió y triunfó señalando una vez mås que la victoria es el premio de los que luchan y no se arrodillan. Eso es lo que aprendimos de Bolívar y de Chåvez y es lo que nos sostiene para enfrentar y ganar los combates del futuro donde quiera que estas se libren: en la mesa de negociaciones o en el campo de batalla.

X:@sergioro0701  




Source: Workers.org